Hace poco escuché en la radio que un locutor le pedía a J.P Feinmann que le diga alguna frase a Alberto Fernández, que él se la iba a hacer llegar. Empezó Feinmann a hablar como lo hace, y enfatizó en Vicentín, en la justicia, en su preocupación por el accionar de la derecha argentina. En efecto, el recorte llegó al presidente quien respondió el mensaje -como chisme de pasillo- en un tono ofendido: "Decile a Feinmann..." Feinmann. Con distancia. El mismo que antes era el amigo José Pablo. Es que en este nivel andamos: Hebe de Bonafini en Plaza de Mayo el mismo día de cierre de campaña del FdT, Milagro Sala presa mientras que en las presidenciales todes se fotografiaban con la mitad de su cara, Milagro Sala presa mientras Morales sube a los escenarios, Milagro Sala presa mientras Eli Gomez Alcorta tiene a cargo el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad, quien ayer viajó a España para encontrarse con Irene Montero, situación que celebro en tanto se estrechen lazos y compartan agendas entre países. Pero Eli Gómez Alcorta, quien era su abogada -y por esto se la conoció-, debiera contar el caso de Milagro a cual rincón vaya. Debiera convertirlo en agenda del Ministerio. Pero no. De Milagro ya no se habla, ni de ella ni de la Tupac. 6 años presa por decisión política compartida entre el gobierno anterior y el actual. Vicentín ni mosqueado, la justicia prostituyéndose, la prensa vomitando calumnias y odio. El FMI cobrando. Los ricos más ricos y los pobres más aún. Todo sigue prácticamente igual. Luego, el resultado de las PASO.
Radicalizar el proyecto Nacional y Popular es el único camino. Y hacerlo en su máxima expresión: recomponer el vínculo sentimental con las bases, tejer redes colectivas en torno a lo político, centralizar las demandas sociales en un proyecto completamente renovado y acorde a las sociedades y economías del Siglo XXI, con todo lo que ello implica. Carta Abierta, medios de comunicación, cadenas nacionales, proyectos colectivos, actividades sociales compartidas, hay tantas ideas para explotar si se quisiera.. son tiempos liminales y está el tablero de ajedrez sobre la mesa.
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