El hecho político de las ultimas horas en Argentina fue el tironeo de dos corrientes que conviven entremezcladas en nuestra sociedad y que en momentos concretos del transcurrir histórico afloran con fervor. Dichas maneras de divisar el mundo y la vida fueron alternando su hegemonía y produciendo acontecimientos más o menos trágicos, llegando al pico del horror cuando la Operación Condor tuvo su capitulo en nuestra patria, o sea, de 1976 a 1983.
Con la 'recuperación de la democracia' los sobrevivientes de la tortura, que eran quienes se identificaban ideológicamente con lo nacional y popular -o el nombre que le quieran poner- dieron a conocer a qué fueron expuestos durante años: su propia deshumanización. Entonces hubo un consenso que se transformó en consigna: el Nunca Más, el Ni Olvido Ni Perdón, Memoria, Verdad y Justicia y tantas otras que sabremos bien llevar en alto. Ahora bien, yo me atrevo a decir algunas cosas, luego alguna que otra pregunta.
Que yo sepa, de Alfonsín a De la Rúa incluido (Dic 2001) lo que pasó fue un aquietamiento por parte de aquellas masas que otrora tenían sueños de izquierda. Y claro, tenían el recuerdo de la tortura aún en la piel. Entonces aquella parte social vivía un postraumático, había una herida resentida, ya no se hablaba de política. Yo recuerdo todavía en mis años de secundaria -pleno 2007!- a profesores decir que no daban el capítulo marxista porque era en vano, porque eran corrientes que estaban muertas, no eran la vanguardia del mundo globalizado.
Luego, qué pasó durante los últimos 22 años? entre otras cosas, el kirchnerismo y la bien llamada década ganada. Y ahí venimos nosotres, quienes recogimos la memoria de nuestros viejos, amigos, conocidos y volvimos a levantar banderas, y las flameamos bien alto porque el viento estaba a nuestro favor, porque teníamos la espalda de un Estado al que lo presidían dos tipos que 'fueron parte de esa generación diezmada'. Y porque a nosotres no nos torturó nadie.
Durante mucho tiempo no hubo otro pico de terror en nuestro país porque los torturados y perseguidos sociales bajaron un cambio y porque, quienes defendían a los milicos pensaban: "che, muchachos, se les fue la mano!"
Seamos conscientes de que, así como nuestra semilla volvió a germinar, también la de esa gente -quienes, a diferencia nuestra, siempre fueron impunes porque los 30 mil eran 'zurdos'-. Cabe preguntarse entonces ¿No será que nos comimos el verso del consenso social y democrático? Que lo único que pasó es que no volvimos a meterles el dedo en el culo hasta que llegó Néstor?
La historia es un loop con diferentes personajes. Yo veo a los mismos monstruos, sepamos reconocerlos antes de que sea demasiado tarde. Muchos de nosotras y nosotros tenemos las agallas de los pibes del 70, de los piqueteros en 2001. Ayer la consigna era permanecer en la plaza pese al protocolo que la borracha sádica aplica prácticamente cada semana, y ahí permanecieron. Y regresaron (muchos no) a casa y a la madrugada volvieron a salir. Hoy probablemente estén laburando con el cuerpo cansado y los ojos gaseados. Ayer el hecho político fue una pulseada simbólica expresada en lo más popular que tiene el pueblo argentino: "los hinchas", el futbol, escoltando a los viejos que se cagan de hambre todos los días. Y en esas calles revivió Diego, nuestro Dios en la tierra, que además de ser el mejor jugador de la historia, fue un actor político en tanto se involucró y defendió siempre las causas de los pobres, de los ninguneados.
Ayer escuchaba a alguien decir que el Macrismo nació de la escoria de la Alianza, los libertarios de la escoria del macrismo. Es decir, son lo peor de lo peor y los síntomas desde la estafa de Libra en adelante son los de un gobierno agonizante. Sin embargo, compañeres, la mayor preocupación es con aquello que queda, nuestra discusión debe profundizarse con urgencia y llegar al trasfondo de esta tragedia humanitaria. En nuestro continente habita la medicina, es América Latina quien ancestralmente cuidó, respetó y honró la vida en el planeta tierra. Tengamos en cuenta ese legado. Arriba compañeres, siempre en la misma vereda. HLVS.
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