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Petro Presidente

En un récord de tres semanas la coalición Pacto Histórico tuvo un aumento de 2.753.245 votos en relación a la 1ra vuelta del 29 de mayo, dando por resultado un total de 11.281.013 de votos para la fórmula de Gustavo Petro y Francia Márquez en Colombia, país que por primera vez en su historia será presidido por el Progresismo. Poco a poco -como dijo el Pepe en estos días- nuevamente la izquierda emerge en el continente.


Acá es importante para quien lee no suponer un simplismo vacío de bandos políticos que se enfrentan, tratando de evitar los sinsabores y por tanto, cierto rechazo a la cuestión. Lo que viene sucediendo en la región es una puja entre arquitecturas mentales que dibujan modos de sentir la vida. Uno de los cuales es aquel con el que muchas de nosotras y nosotros crecimos, ése que se basa en el supuesto mérito individual, que nos ve como maquinas de consumo y a su vez como producto consumible, que cree en un singularismo repelente de todo otre distinto a sí, que tiene un lenguaje agresivo y un accionar egoísta, un modelo que caló en nosotras y nosotros heridas profundas a las que hoy nos referimos como venas abiertas. Es precisamente aquí que emerge un modelo alternativo que transforma el dolor en resistencia y que se sostiene por el deseo de que otros seres, sin importar su condición, tengan una historia distinta, sin cabezas a gachas, sin cinturas partidas ni almas tristes. Este otro sentido común, por definición, no se agota en el consumo cotidiano sino que desea la existencia de un futuro, un horizonte posible, construyendo en base a ello un tejido colectivo. Por esto, inevitablemente lanza flechas hacia el mañana.


El anhelo de un porvenir mejor moviliza el andamiaje para la invención de propuestas detox de modelos oxidados y manchados de sangre. En eso andan trabajando Gustavo Petro y Francia Márquez, quienes en su discurso de ayer marcaron un rumbo muy claro: el de la Política del Amor, que no es menos que honrar la vida de la humanidad y de nuestra Madre Tierra, nuestra Casa Grande, como bien dijo Francia.


Gran énfasis en hacer rodar economías del Siglo 21, en profundizar la integración, proponiendo a las colombianas y colombianos mirarse como parte de una América Latina que es también indígena, afro, anglosajona y multicolor, lo que es de gran significancia para todos los pueblos que aspiran a convertirse en una Patria Grande en serio. Asimismo incitaron a los progresismos a deconstruir su manera de pensar la justicia social en base a los precios del petróleo, del carbono o del gas, considerados insostenibles para la vida humana, y propusieron acelerar los pasos de la transición energética para la construcción de una economía descarbonizada.


En definitiva, lo que se escuchó ayer fueron discursos innovadores dentro del bloque progresista, en tanto profundizaron en el Buen Vivir -el Sumak Kawsay en quechua- con un alto nivel de compromiso con el pueblo, con la región y con la humanidad entera. Latinoamérica está en condiciones de sobra para demostrar alternativas a un modelo zombie que sabe que le queda poco tiempo, que intentará por ello sostenerse cueste la sangre que le cueste y todos sabemos que será la nuestra si es que no somos capaces de integrarnos como un bloque regional de vida. Lo hicimos antes, podemos hacerlo de nuevo. A comprometerse, como siempre, desde el lugar que sea. Celebremos Colombia, acompañemos al pueblo brasilero en breves y volvamos mejores.


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