Los gobiernos hablan mucho del cambio climático, del agronegocio, de los incendios provocados en la Amazonia y las provincias argentinas, de las desigualdades de género, de la protección de las pymes y del cuidado del medio ambiente. Sin embargo, mientras todo este marketing sucede, se sigue manteniendo de pie el acuerdo MERCOSUR-UE.
Los TLC son, sobre todo en paises de América Latina, mutaciones de colonialismo que encadenan y asfixian cada decisión Estatal por más tendencia izquierdista y social que se tenga.
Este acuerdo puntualmente llevó 20 años de negociaciones (cuántos gobiernos mudos) y se cerró finalmente en 6 meses, luego de la asunción de Bolsonaro en Brasil, con Macri como presidente Argentino. Alguien se enteró? La respuesta es negativa porque este es otro ejemplo y quizás el más alarmante luego del ALCA, de cómo los gobiernos negocian acuerdos comerciales a espaldas de los ciudadanos sin ningún tipo de escrúpulo ni control.
Nosotros pondremos la tierra, el laburo, la salud, seremos responsables del genocidio ambiental y del fin del mundo. La UE hará la vista gorda en sus controles mientras sus ciudadanos consumirán alimentos infectados de agrotóxicos aprobados para producir los mismos, basicamente porque los fertilizantes y pesticidas utilizados en el Mercosur son fabricados por megacorporaciones europeas como BASF y Bayer-Monsanto.
Si este acuerdo condenatorio llegara a firmarse, se profundizarán las asimetrias comerciales entre ambos bloques, Argentina y Uruguay cortarán lazos con Brasil, lo que para nosotros representa un 16% de las exportaciones totales. Aumentarán los conflictos sociales por falta de empleo en áreas de autopartes, maquinarias, químicos, textiles (95% de empleadas mujeres) y calzado. Aumentará la emisión de gases de efecto invernadero y las enfermedades provenientes de animales.
Para este acuerdo no existen los derechos humanos, animales ni ambientales. Después no digan que no se avisó.
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